C.R.A. Villanueva de Carrizo

CARLOS DEL RIEGO.- LEON

Alumnos y profesores del CRA 'Tres Ríos' representaron una adaptación de 'Don Quijote'

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'Rumbo al IV centenario de Don Quijote' fue el título elegido para esta representación sobre el Caballero de la Triste Figura.

Más de un centenar de escolares del CRA (Colegio Rural Agrupado) de Villanueva de Carrizo, así como sus profesores y profesoras, tomaron parte en una convivencia que tuvo como acto central una puesta en escena en torno a El Quijote.

La semana cultural del CRA 'Tres Ríos' ha tenido de todo, desde un taller de disfraces hasta visitas a distintas entidades, desde talleres de animación a la lectura o juegos populares hasta la gran fiesta en torno al Caballero de la Triste Figura que tuvo lugar en la tarde ayer.

En total más de 100 estudiantes (con edades desde los 3 hasta los 12 años) y la práctica totalidad de profesores y profesoras se convirtieron en protagonistas de la representación. La misma se pensó para llevarse a cabo el año anterior a la celebración del cuarto centenario de la obra, pues el próximo año habrá homenajes, recuerdos y todo tipo de actos en torno al inmortal personaje, por lo que lo que se hiciera quedaría bastante diluido. Así, la representación se ha titulado 'Rumbo al cuarto centenario de Don Quijote'.

Para los decorados se contó incluso con un molino de más de siete metros e infinidad de disfraces (prestado todo ello por los grupos de carnaval de las localidades de Cembranos y Meízara), por lo que la función resultó todo un éxito. Además, cada uno de los pueblos que integran el CRA tenía asignada una de las muchas facetas de la inmortal obra cervantina. Así, San Román se centró en el argumento, Llamas en los caballeros, Cimanes del Tejar en la persona de Miguel de Cervantes, Quintanilla de Sollamas y La Milla en la esencia del teatro, Villanueva en los personajes de la novela, Velilla y Rioseco en la gastronomía, La Milla en la música y Alcoba de la Ribera en la ruta de los molinos. Una completísima visión acerca del universal personaje, de la insuperable novela, de sus personajes y sus paisajes fue recreada de manera individual por los chicos y chicas (y sus profesores) de cada uno de los pueblos de este CRA.

Una iniciativa donde la ilusión y el esfuerzo de todos ha acercado tan imprescindible obra a los más jóvenes, que mostraron su fascinación por la misma desde el momento de los preparativos


10 de mayo de 2004

REPORTAJE
Texto José Manuel López. León  

Don Quijote, en el Órbigo

El colegio de Villanueva del Carrizo se convierte en «un lugar de La Mancha» para recrear la novela de Cervantes

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Imagen de grupo de los niños del colegio de Villanueva del Carriño representando la novela de Cervantes. A la derecha, el alumno que dio vida al hidalgo don Quijote.

DON QUIJOTE era un paisano mayor que se volvió loco de leer muchas novelas de caballeros y andaba por ahí y confundía las cosas, los molinos, y vio a una chavala no muy guapa pero creyó que era una bella princesa. Al final no sabemos de qué murió, pero ya se había vuelto normal». Resulta difícil condensar la genial obra de Miguel de Cervantes, pero así lo entiende José Manuel, un joven de diez años que, como el resto de los compañeros del Colegio Rural Agrupado Tres Ríos de Villanueva del Carrizo, a 25 kilómetros de la capital leonesa, participó esta semana pasada en una recreación de El Quijote, que convirtió durante algunas horas este colegio y sus aledaños en un paraje manchego como el que tantas veces recorrió Alonso Quijano, a lomos de su inseparable Rocinante.

El Colegio Rural Agrupado de esta localidad, separada de Carrizo de la Ribera por uno de los pocos puentes de hierro que aún perduran en la provincia, aglutina a nueve pueblos con un total de 105 alumnos.

Cada uno de los pueblos encarnó un apartado concreto de la novela, desde los personajes a la gastronomía, los molinos o las rutas por la que el ilustre hidalgo cabalgó sin descanso. Dos de los colegios asumieron la representación de un pequeño entremés del inolvidable capítulo de los molinos.

También hubo otro apartado para contar la historia del hijo del carnicero inglés, William Shakespeare, que quería escribir poesía y murió el mismo día y año que Miguel de Cervantes.

Animación a la lectura

El frío que acompañó a la jornada, en la que el colegio se transformó en un lugar de La Mancha, no amilanó ni a los alumnos ni a los profesores, como la propia directora Marta Álvarez Fernández, ataviada de Dulcinea. El trabajo forma parte del Plan de Mejora de Animación a la Lectura, cuyo eje de motivación era El Quijote.

Este plan cultural, unido a la intención fijada a principio del curso de emprender una semana cultural, cuajó en la iniciativa 'Rumbo hacia el IV Centenario del Quijote'.

María es muy pequeña y dice que ella está en el grupo de las chicas y añade, a duras penas, que es Dulcinea. A los padres la fiesta les supo a poco y en sus rostros de felicidad había una combinación de orgullo y de satisfacción, porque al final había merecido la pena tanto esfuerzo y algún que otro enfado.

Ellos son conscientes del papel pedagógico de estas recreaciones de obras fundamentales de la literatura española. No lo duda tampoco Marta Álvarez, directora del centro Tres Ríos de Villanueva del Carrizo y portavoz de todo el claustro de profesores, que es un camino muy alentador porque, como si de un juego se tratara, los niños se acercan y comienzan a percibir como cercanos los avatares de Don Quijote de La Mancha.

«Un paisano, un señor»

Es el primero de los pasos para acercar a los más jóvenes a la lectura. Un hecho era evidente. Cada cual a su modo y con sus palabras consiguieron explicar y simplificar la historia de «un paisano, un señor» del que la mayoría explicaba que se volvió loco de leer tantos y tantos libros de caballerías, que veía gigantes que no eran más que molinos y lograba encontrar doncellas cuya belleza solo él reconocía.


Trabajo para todos

En la puesta en escena de la recreación de El Quijote también participó la Asociación de Padres del Colegio Rural Agrupado Tres Ríos, que aportó dinero y que no escatimó en tiempo para ayudar a sus hijos en los disfraces y los diversos ensayos que precedieron a la jornada, que comenzó con un pequeño ágape muy entroncado con la historia que los chavales iban a representar a continuación; tortillas de patata, empanadas y embutidos; todo de factura casera.

También encajó como anillo al dedo la carroza de un enorme molino de viento que sirvió de parte del escenario, un préstamo de los vecinos de una localidad cercana.

El molino de marras adosado a un remolque sirvió de escenario por donde desfilaron todos los personajes de la novela de Cervantes, sus costumbres, sus pericias, una explosión mezcla del color de los ropajes de la época y la gracia propia de los chavales que encandilaba a todos los espectadores, principalmente a los padres.

 

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