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Un gran número de villas y aldeas manchegas se hallan íntima y espiritualmente identificadas con Don Quijote, y con Sancho Panza, por situarse en ellas, según la tradición, algunas de las aventuras y desventuras acaecidas a nuestro preclaro caballero andante y a su escudero. Efectivamente, el episodio de la conquista del Yelmo de Mambrino, sucedió en Santa Cruz de Mudela; el del encuentro con los Yangueses, en Daimiel; en el Viso del Marqués se quedó Don Quijote a hacer penitencia; la aventura de los Encamisados tuvo lugar en las proximidades de Valdepeñas; la escena del Retablo de Maese Pedro, en la que Sancho pronuncia su "voto a Rus", se desarrolla en San Clemente, junto al Santuario de la Virgen de Rus; cerca de Torrenueva, Don Quijote libertó a los galeotes; en Las Labores se registró el lance con los pastores; etc.

No obstante, conviene aclarar que algunos tratadistas disienten ,con las citadas localizaciones, opinando que algunas de las indicadas andanzas de nuestro hidalgo y de su escudero, sucedieron en alguna otra parte. Nosotros, respetuosos con los puntos de vista ajenos, ni negamos ni afirmamos.

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Además de los lugares y aldeas que se mencionan -o sugieren- en el "Quijote", tenemos para nosotros que Don Alonso Quijano debió visitar -y conocer la mayor parte de los pueblos y ciudades de la Mancha, dado su espíritu inquieto y descubridor, y siendo como era "amigo de la caza".

Si pensamos que la historia que nos narra Cervantes, empieza cuando "frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años", es natural suponer que en su juventud habría encontrado el tiempo para recorrer su tierra natal, y adquirir profundos conocimientos sobre su riquísima historia.

Estas tierras manchegas, como lugares fronterizos durante la Reconquista, se encontraron alternativamente dominadas por moros y por cristianos, hasta la fundación de la militar Orden de Calatrava, en 1158.

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