Fray Luis de León -nacido
en Belmonte-, Garcilaso, Boscán, Tirso, Lope, Quevedo -que moriría en la manchega
Villanueva de los Infantes-, Santa Teresa (en Malagón se encontraba uno de los conventos
más estimados de la Santa de Avila), Calder6n, Lope de Rueda, y tantos otros, bajo la
influencia del Humanismo y del Renacimiento italiano -buena parte de Italia era de
España-, e impulsados por el nuevo Sentimiento de entidad nacional, generado por las
conquistas y descubrimientos, hicieron de aquella época lo que ha venido en llamarse el
Siglo de Oro, el período de mayor esplendor y fecundidad del espíritu y talento
españoles. Atrás quedaban los Reyes Católicos, y la Reconquista. y por delante se
extendía un futuro que nadie, en aquella época, podía augurar triste o decadente. Y todo ello. a pesar de que la economía española se hallaba hipotecada y sometida al mayor desbarajuste conocido. Pues bien, por encima de tan importante capital de creatividad, sensibilidad y talento, la figura más destacada -primum inter pares- fue Don Miguel de Cervantes Saavedra, el mismo que un día fuera huésped forzoso de aquella sórdida celda de la cárcel de Argamasilla, el mismo que con su pluma hizo conocer la Mancha en todos los confines del mundo. La Mancha es, pues, gracias a su "Quijote", la región más universal entre todas las regiones del mundo. La más sugestiva, esotérica y evocadora. Por haber sido la cuna del más noble caballero que haya existido -sí, existido- el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, y por ser una región que, misteriosamente; atrae y cautiva. en el grado máximo.
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